domingo, 3 de enero de 2010

Entrevista con Charles Hopkins, Profesor de la Cátedra UNESCO de Educación para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de York (Canadá)



La crisis de los mercados financieros es un ejemplo típico de la falta de desarrollo sostenible. ¿Se siente Ud. optimista acerca del futuro del mundo?
Para muchísimos pobres del mundo, la crisis es un desastre. Por eso no estoy muy optimista. Pero el lado positivo es que hemos comprobado que no podemos pasar súbitamente de prestar atención al medio ambiente a abordar las cuestiones económicas y sociales aisladamente, como hacíamos antes. Esta vez estamos en condiciones de mirar al mercado de modo coherente, gracias al concepto de desarrollo sostenible. De manera que tengo la esperanza de que logremos una mejor recuperación. Pero, mientras tanto, va ser una situación muy, muy difícil para muchos pobres del mundo.
¿Qué sector se queda retrasado por ahora? ¿La sociedad, la economía o la política?
Desde el punto de vista de la EDS, yo diría que la sociedad en general. Muchos países carecen de una EDS integrada y ni siquiera tienen una estrategia de desarrollo sostenible. En esos países, la sociedad no participa. En otros, vemos que la sociedad en general no ha recibido información acerca de la sostenibilidad. Pero necesitamos que la opinión pública esté consciente de la EDS y comprenda sus programas. Necesitamos programas de formación en todos los niveles y necesitamos mejores programas de capacitación que aborden aspectos específicos de la sostenibilidad. Una vez que la sociedad esté informada, podremos abordar mejor los problemas económicos y medioambientales, de una manera más equitativa y con mejor fundamento.

Las escuelas son un vehículo importante de la educación para el desarrollo sostenible. Si los jóvenes adquieren los conocimientos y valores pertinentes, tendrán la oportunidad de pensar y actuar con efectos duraderos. ¿Cómo lograr, pues, que los estudiantes comprendan un concepto tan abstracto como el de sostenibilidad?
Una de las mejores maneras consiste en no llamarlo "sostenibilidad", en particular cuando se trata con alumnos jóvenes. La EDS tiene que abordar los problemas reales que confrontan los estudiantes y los maestros, cuestiones como la capacidad de compartir, de cuidar a los demás y de relacionarse con ellos, antes de moverse paulatinamente de la perspectiva del "yo" a la del "nosotros". Una estrategia viable para las escuelas consiste en abordar primero las cuestiones sociales y medioambientales de la localidad, para luego pasar poco a poco a una perspectiva mundial. Un elemento importante del compromiso de la enseñanza formal con la EDS consiste en usar esta última en la consecución de los objetivos académicos vigentes. El acceso y la retención en el marco de una educación de calidad es una cuestión que atañe por igual a la EDS y al sistema educativo. El uso de los temas relativos a la sostenibilidad para fomentar el pensamiento crítico es tan sólo uno de los muchos ejemplos de objetivos comunes. Para empezar, deberíamos centrarnos en las competencias adecuadas para cada edad. Esas competencias van más allá del conocimiento de datos y comprenden las destrezas, los valores, las percepciones y las aptitudes para la acción. Pero la EDS es una enseñanza que necesita un punto de anclaje y por eso debe impartirse de manera que resulte pertinente para el lugar en que se efectúa y se adapte a la cultura local.

¿Qué prácticas idóneas en materia de EDS pueden aplicarse en la escuela?
Un punto de partida es el plan de estudios. ¿Qué se enseña y qué modelos se proponen? Si tratamos de fomentar la democracia, debemos ejercerla en el aula. ¿Qué modelos de gobernanza predominan en la escuela misma? Este es el tipo de temas de superficie que pueden conformar una práctica idónea. Pero hay otros, mucho más profundos. ¿A qué dedicamos nuestros recursos y nuestro tiempo? ¿Qué evaluamos y sobre qué informamos? ¿Qué ejemplos transmite el sistema escolar en su conjunto en sus compras, almuerzos y edificios? Es preciso que el sistema proclame la prioridad de la EDS, la financie, evalúe su progreso e informe de sus logros. Así, los maestros, los alumnos y los funcionarios escolares comprenderán que la EDS es realmente importante, y no sólo un tema periférico.

¿Cree Ud. que los maestros han comprendido ya la importancia de la EDS?
Por lo general, la comprenden de manera intuitiva y están de acuerdo con ella. Pero a menudo argumentan que no disponen de tiempo en los planes de estudio o que carecen de recursos. Algunos docentes piensan que es tan sólo una cuestión social más, que las escuelas tienen que abordar sin la formación debida ni los recursos financieros o humanos suficientes. Para cambiar esta opinión, tenemos que reclutar a los máximos dirigentes del sistema educativo. Es preciso que comprendan la EDS, que faciliten el mandato y los recursos para elaborar planes de aplicación estratégicos y coherentes. También debemos trabajar con los padres y con la comunidad en general, porque todavía no saben qué trata de lograr la EDS. De modo que tenemos que trabajar de arriba abajo y de abajo hacia arriba.

¿Qué otras medidas habría que tomar para garantizar que se hace más hincapié en la importancia de la EDS?
Una medida primordial consistiría en velar por que al menos los profesores debutantes adquieran competencias en materia de EDS. Hoy en día, hay en el mundo 60 millones de maestros. No tenemos recursos para darles formación a todos. Necesitamos la colaboración de las instituciones y los ministerios que los dirigen. La UNESCO lo sabe y trabaja con ahínco para abordar el tema, con la colaboración de los países y las instituciones pertinentes.

(Entrevista por Farid Gardizi, portavoz adjunto de la Comisión Alemana para la UNESCO.)

http://www.unesco.org/es/education/dynamic-content-single-view/news/interview_with_charles_hopkins_unesco_chair_in_education_for_sustainable_development_york_universi/back/9195/cHash/d59316c322/

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